Las redes sociales, la blogosfera, las plataformas de vídeo y los mundos virtuales que hoy caracterizan el ciberespacio lo hacen en un momento postutópico para el feminismo orientado al medio digital, donde nuevas inquietudes marcan el estatus on line de la representación y presencia activa de las mujeres en el ciberespacio. Creo que desde una perspectiva más general en el trabajo sobre mujeres y tic, también vivimos un momento postutópico, y es ahora cuando el idealismo primero conversa con las posibilidades reales de la práctica feminista, también con los medios reales (redes de mujeres, medios tecnológicos, alfabetización digital, apoyo financiero, etc.) para llevar a la práctica nuestras ideas. Sin embargo lo que las mujeres queremos de las tic no se limita a un proyecto concreto, ni siquiera se conforma con la suma de muchos proyectos tecnológicos concretos protagonizados por mujeres, aunque estos sean fundamentales... Lo que queremos precisa "además" de un cambio de mentalidad sobre lo que las mujeres “somos” en relación a la tecnología y lo que “podemos ser” en relación a ella.
En cierta forma el medio blog me anima a acercarme a esta cuestión desde la experiencia personal, así que me dejaré llevar y así lo haré:
En estos años he tenido oportunidad de compartir con muchas alumnas su experiencia universitaria, en algunos casos en estudios directamente implicados con la teoría crítica de los nuevos medios y en otros, relacionadas de manera indirecta (después de un "intento fallido") con la tecnología, pero cuya experiencia resulta si cabe más significativa para lo que quisiera contar. En las titulaciones en que trabajo, tanto en Bellas Artes como en Ciencias de la Educación, tenemos más alumnas que alumnos (sobre todo en esta última el porcentaje supera en muchos grupos el 80 % de mujeres). Más allá de la radical feminización de algunas titulaciones (y masculinización de otras), creo interesante reflexionar sobre aquéllas que después de estar un tiempo en estudios científico-técnicos vienen a cc. sociales y humanidades. Recuerdo el caso de varias procedentes de titulaciones como informática e ingeniería que coincidían en que las dejaron porque “no era lo que esperaban”. Pienso que en esa expresión hay muchos mensajes implícitos y desgranar el problema sin duda es complejo para un post, por ello sólo me atreveré a profundizar más en este discurso en primera persona y compartir mi experiencia personal, que aun produciéndose varios años antes que la de estas chicas, es muy similar a la suya y aunque es particular no deja de ser auténtica:
Detrás de esta decisión hay muchos factores a tener en cuenta, factores que para los que tienden a simplificar se resumirían en una sentencia del tipo: “una mujer que opta por seguir la opción más fácil (y feminizada) y abandonar una carrera de prestigio”, como tal masculinizada (el prestigio de una actividad sigue siendo curiosa y lamentablemente inversamente proporcional al número de mujeres que la realizan).
-El handicap que suponía para las pocas mujeres estudiantes de teleco (en el aula, entonces, tres entre unos noventa alumnos varones) que la mayoría de ellos ya tenían unos buenos conocimientos de informática adquiridos en gran medida de forma amateur (convirtiendo una afición, con la consiguiente carga de motivación, en una elección profesional).
-El maniqueísmo ideológico sobre el que descansan los sistemas educativos que siguen separando tecnología de humanidades y, en muchos casos, también de creatividad, así como orientando a los hombres hacia trabajos científico-técnicos y a las mujeres a los de ciencias sociales y humanidades y, como consecuencia, a su diferente valoración y prestigio. Los estudios y los trabajos siguen teniendo género y esto directa e indirectamente es utilizado para limitar nuestras posibilidades en la vida.
Pienso que estos apuntes encajan y se ven ampliados por lo que Eulalia Pérez Sedeño expone tan bien en su trabajo sobre Ciencia, Género y Tecnología como mecanismos de exclusión ideológicos, institucionales e implícitos. En el contexto científico y académico siguen estando vigentes y orientando nuestra formación y futuro profesional.